

NARANJAS COMPLETAS
En "Naranjas Completas", la obra ofrece dos perspectivas de una situación, explorando la complejidad de las relaciones y la autonomía individual.
La primera imagen presenta a una amiga consolando a otra que está devastada por una ruptura. La protagonista percibe la separación como un vacío absoluto, una pérdida de su identidad dentro de la pareja. La imagen refleja la idea de que la falta de individualismo puede llevar a una sensación de vacío y pérdida personal.
Contrastando esta escena, la segunda imagen refuerza la noción opuesta: nadie es la media naranja de nadie; somos naranjas completas. La obra sugiere que lo interesante en las relaciones radica en compartir, no en completar. Esta premisa desafía la idea tradicional de que las personas deben encontrar su "otra mitad" para ser completas, enfocándose en la importancia de la independencia y la colaboración en lugar de la dependencia emocional.
"Naranjas Completas" invita a reflexionar sobre la autonomía individual en las relaciones y destaca que lo valioso está en compartir, no en depender para completarse.